martes, 2 de abril de 2013

Excesos de Personalidad

En el ámbito de las relaciones humanas y la psicología diferencial "de andar por casa" ha resultado atrayente con frecuencia los estilos personales o rasgos de personalidad. El paso de las entidades de clasificación diagnóstica al lenguaje popular y la cultura ha inducido una diversificación y una definición de los individuos según su forma de relacionarse; por una parte los "normales" (sin rasgos aparentes) y por otra los que manifiestan un estilo constante de actitudes que atraen (bien por admiración bien por rechazo) y que entendemos como una manifestación social, ajena al malestar del individuo, que alcanza a ser innovadora o al menos modelo creativo para los "normales", en el que se proyectan.

En el ámbito clínico, aunque no se alcancen los criterios para un diagnóstico de trastorno de personalidad, resulta de interés para comprender las actitudes y motivaciones subyacentes del paciente, disponer de su "tarjeta de presentación" o de un contexto que facilite una mayor empatía. Permite entender la procedencia de determinadas percepciones y emociones, sobre todo si son estables y se producen en un amplio abanico de situaciones.

Es muy conocida la personalidad límite o su tendencia, por su característica actitud, sus elecciones o gustos, profesiones o, "brillos" dentro de sus facetas personales, sociales, etc. Este sería el caso de estilos personales populares en el mundo de la farándula que generan seguidores apasionados y que finalmente permitirían canalizar sus gustos y modos de manifestarse socialmente.

De un modo similar se conceptualizaría socialmente el estilo Pasivo Agresivo para canalizar conductas (proyectar) de resistencia pasiva frente a la autoridad cuando, uno está convencido de que, la oposición asertiva frente al grupo, o posición popular vigente, va a tener consecuencias negativas, va a provocar sentimientos de culpa, arrepentimientos o simplemente represalias personales en un futuro próximo. Esto es, un estilo tan amplio donde cabemos prácticamente todos en determinadas circunstancias, sobre todo laborales, que hace años se eliminó de los criterios diagnósticos por su elevada prevalencia y ser entendido como una alternativa personal disipadora de la confrontación violenta, es tratada socialmente como una personalidad en la que volvamos nuestras características más negativas.

El estilo Pasivo Agresivo o Negativista parece ser uno de los roles más incomprendidos e injustamente tratados a nivel social. Basta consultar en internet para comprobar como es definido y posicionado, muchas veces hasta en textos profesionales de origen socio sanitario, haciendo sospechar de una intención subyacente que hace nombrar al "miembro designado" (chivo expiatorio), generando más sensación de incomprensión en el paciente (si cabe) y la reflexión actual: Los pensamientos y conductas de cada estilo personal son universales, normales, son modificables con el tratamiento adecuado y requieren de la colaboración, en interacción con otras personas, de los pensamientos y conductas de su interlocutor, siendo por tanto responsabilidad de "ambos".