martes, 4 de septiembre de 2012

Soporte para el tratamiento CC del Trastorno por Estrés Postraumático


La "exposición" al estímulo aversivo, quizá el segmento más sencillo de diseñar por parte del psicoterapeuta y el más complicado a iniciativa del paciente de Estrés Postraumático (TEPT/PTSD).

En el desarrollo del tratamiento del TEPT es habitual solicitar al paciente, una vez valorado el alcance del problema en sus áreas más frecuentes, que describa con palabras el acontecimiento traumático en un contexto controlado. Más adelante, una vez que ha demostrado habilidad en la gestión de emociones, se sugiere que escriba, a modo de relato, el acontecimiento vivido con la finalidad de traducir las emociones asociadas a términos objetivos y operativos.

La toma de conciencia del episodio traumático permite un avance en la psicoterapia por tratarse de un procesamiento de la información menos aversivo que los contenidos inefables anteriores. La progresiva relectura de dicho relato permitiría asimilar y elaborar de una forma menos incapacitante cuando el paciente haya alcanzado unos niveles mínimos de seguridad en un ambiente controlado.
Un paso más ambicioso, y cuando se da la ocasión de subir un "escalón de la jerarquía" de ítems, es la publicación de forma anónima de dicho episodio con la precaución de evitar la impresión del lector ajeno. Con una supervisión adecuada y en el momento favorable sería aconsejable dicho paso utilizando la ventana de comentarios de este mismo artículo o un blog propio.

Una vez superado ese "trance" nos encontraríamos más cerca de una exposición real con su procedimiento clínico asociado.
  

lunes, 6 de febrero de 2012

Angustia existencial

Una vez superado el lunes del año, comenzando el martes, y la adaptación al curso normal de actividad ofreciendo signos de continuidad, nos encontramos con las primeras experiencias negativas, propias o "ajenas" y generalizadas acerca de situaciones de incertidumbre: quiebra económica, despido laboral, problemas en el pago, demoras en el cobro, aumento de los casos de desahucio..., parece como si se fuera a terminar la vida tal y como la conocíamos cuando leemos, escuchamos o vemos eventos sociales de frustración que nos animan a eludir la realidad.

Los problemas propios, los ajenos, las previsiones económicas y laborales, etc. parecen que cobran una relevancia especial en estos días, y surge en cada uno de nosotros los síntomas de angustia como la respuesta proporcionada de nuestro cerebro a las cuestiones vitales descritas, a la ausencia de significación continuada de nuestra conducta (antigua) a los problemas presentes. Un estado de indefensión crónico y percibido como sin salida y que contagia una respuesta de pánico.

 Justo cuando estamos a punto de tocar fondo, de buscar eludir la situación de la manera más familiar, surge la creatividad, la adaptación por modificación de la escala de prioridades o necesidades y las soluciones que anteriormente no se nos hubieran ocurrido o no hubiéramos tenido el valor para iniciarlas. Nos queda, en adelante, el optimismo de ver ocasiones de superación donde antes observábamos el vacío.

El dolor por la pérdida del sentido vital se atenúa y resuelve generando otra significación cualitativamente mejor. Sólo la resistencia por un duelo crónico por la situación previa permite que se prolongue la parálisis. Una buena reflexión: ¿Qué tememos que nos ocurra? ¿Qué alcance tiene sobre cada uno este impacto emocional? Es conveniente racionalizar cada síntoma y observar la angustia existencial como una estrategia ancestral para el cambio, saber aprovechar su rendimiento y entenderla como una fase más de la metamorfosis :-)

sábado, 7 de enero de 2012

La vuelta al cole

Qué buena ocasión para recordar aquel estado de ánimo que experimentábamos cuando a término de las vacaciones navideñas anticipábamos el regreso al aula. Es probable que nos resulte sencillo debido a la similitud entre aquellos recuerdos y la actual previsión personal de los próximos lunes.

La antigua angustia ante la evaluación por parte del profesor y el temor a la próxima reunión de trabajo, se parecen mucho. La ingenua idea de lo insoportable del periodo de tiempo hasta las vacaciones de Semana Santa y el afrontamiento pesimista del sentimiento que induce las semanas completas sin festivos, son prácticamente idénticos.
El mismo frío y la misma sensación interna, al mirar por la ventana, que bien merece ser resuelta esta vez.

Generalmente el estado de ánimo descrito se debe a un comienzo inadecuado de la etapa vacacional. Habríamos tenido una experiencia similar, menos intensa, justo después del puente de la Constitución, cuando hemos llegado a la Navidad con la falsa idea de que no hubiéramos aguantado un día más. El riego está en la creencia de que ahora, no estamos preparados anímicamente para afrontar dicho periodo.

La solución está en el último párrafo: descifrar la información interna, desenredar lo emocional de lo racional:

1.- Describir con palabras objetivas "qué es lo peor que me espera en los próximos días".
2.- Darle un valor de credibilidad (de 0 a 10)
3.- Buscar argumentos sostenibles a favor y en contra de tal hipótesis.
4.- Inmediatamente después hacer otra hipótesis optimista, operativa y constructiva del futuro a corto plazo, dándole un valor de credibilidad (de 0 a 10).

Racionalizando de esta forma la angustia existencial deshacemos el encantamiento del que eramos víctimas. No olvides acordarte de lo que exagerabas cuando creías que era el fin ;-)

Buen lunes.

lunes, 2 de enero de 2012

Qué pereza

El comienzo del año, enero es como el lunes de una semana especial, el inicio, el momento de poner en marcha todos los buenos propósitos que se han generado en los últimos veinte días, seguramente muy ambiciosos, y posiblemente en un autodiscurso de evasión aliviadora de responsabilidades en esa ocasión. Es el momento de la verdad, si cumplimos (o no) con las expectativas creadas acerca de nuestra propia imagen...qué responsabilidad más fuerte, tanto que supera a la suma de responsabilidades de la lista ;-)

Es ahora, el momento oportuno, para ponerse delante del papel (o mejor aún, de la pantalla) para hacer un inventario de todas esas necesidades que se han admitido alegremente estas últimas semanas, y que corren el riesgo de olvidarse, justificarse o negarse, con el alcance que ello supone a nivel de autoestima. Es tan frecuente escuchar este hábito depresor: "lo normal (y ajeno) es conseguir las cosas que te propones...y lo raro (y propio) es perderlas", que bien merece la pena empezar hoy mismo a identificar todas las "cosas por hacer" que tenemos delante.

Una vez objetivadas todas los cambios previstos y que van a significar el comienzo del nuevo año, habría que jerarquizarlas, relacionarlas y describirlas de forma operativa. Una vez obtengamos esa lista, podemos articularla en submetas, con definición de las acciones y medios necesarios para su logro. Esto lo hace más sencillo. Lo que hasta ahora podía parecer una pared de granito insuperable si no al menos provocador de pereza, lo convertimos en una hoja de ruta con objetivos racionales que incluyen una descripción que nos permite saber de forma clara cuándo lo hemos conseguido. Y para ser justos con nosotros mismo, deberíamos incluir cómo vamos a celebrarlo confiando en que "por esta vez" lo hemos logrado...

Quizá haga falta "dibujar" simbólicamente todas esas operativas para fijarlas en la puerta del frigorífico ;-)

Buen lunes.