lunes, 2 de enero de 2012

Qué pereza

El comienzo del año, enero es como el lunes de una semana especial, el inicio, el momento de poner en marcha todos los buenos propósitos que se han generado en los últimos veinte días, seguramente muy ambiciosos, y posiblemente en un autodiscurso de evasión aliviadora de responsabilidades en esa ocasión. Es el momento de la verdad, si cumplimos (o no) con las expectativas creadas acerca de nuestra propia imagen...qué responsabilidad más fuerte, tanto que supera a la suma de responsabilidades de la lista ;-)

Es ahora, el momento oportuno, para ponerse delante del papel (o mejor aún, de la pantalla) para hacer un inventario de todas esas necesidades que se han admitido alegremente estas últimas semanas, y que corren el riesgo de olvidarse, justificarse o negarse, con el alcance que ello supone a nivel de autoestima. Es tan frecuente escuchar este hábito depresor: "lo normal (y ajeno) es conseguir las cosas que te propones...y lo raro (y propio) es perderlas", que bien merece la pena empezar hoy mismo a identificar todas las "cosas por hacer" que tenemos delante.

Una vez objetivadas todas los cambios previstos y que van a significar el comienzo del nuevo año, habría que jerarquizarlas, relacionarlas y describirlas de forma operativa. Una vez obtengamos esa lista, podemos articularla en submetas, con definición de las acciones y medios necesarios para su logro. Esto lo hace más sencillo. Lo que hasta ahora podía parecer una pared de granito insuperable si no al menos provocador de pereza, lo convertimos en una hoja de ruta con objetivos racionales que incluyen una descripción que nos permite saber de forma clara cuándo lo hemos conseguido. Y para ser justos con nosotros mismo, deberíamos incluir cómo vamos a celebrarlo confiando en que "por esta vez" lo hemos logrado...

Quizá haga falta "dibujar" simbólicamente todas esas operativas para fijarlas en la puerta del frigorífico ;-)

Buen lunes.  

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