sábado, 7 de enero de 2012

La vuelta al cole

Qué buena ocasión para recordar aquel estado de ánimo que experimentábamos cuando a término de las vacaciones navideñas anticipábamos el regreso al aula. Es probable que nos resulte sencillo debido a la similitud entre aquellos recuerdos y la actual previsión personal de los próximos lunes.

La antigua angustia ante la evaluación por parte del profesor y el temor a la próxima reunión de trabajo, se parecen mucho. La ingenua idea de lo insoportable del periodo de tiempo hasta las vacaciones de Semana Santa y el afrontamiento pesimista del sentimiento que induce las semanas completas sin festivos, son prácticamente idénticos.
El mismo frío y la misma sensación interna, al mirar por la ventana, que bien merece ser resuelta esta vez.

Generalmente el estado de ánimo descrito se debe a un comienzo inadecuado de la etapa vacacional. Habríamos tenido una experiencia similar, menos intensa, justo después del puente de la Constitución, cuando hemos llegado a la Navidad con la falsa idea de que no hubiéramos aguantado un día más. El riego está en la creencia de que ahora, no estamos preparados anímicamente para afrontar dicho periodo.

La solución está en el último párrafo: descifrar la información interna, desenredar lo emocional de lo racional:

1.- Describir con palabras objetivas "qué es lo peor que me espera en los próximos días".
2.- Darle un valor de credibilidad (de 0 a 10)
3.- Buscar argumentos sostenibles a favor y en contra de tal hipótesis.
4.- Inmediatamente después hacer otra hipótesis optimista, operativa y constructiva del futuro a corto plazo, dándole un valor de credibilidad (de 0 a 10).

Racionalizando de esta forma la angustia existencial deshacemos el encantamiento del que eramos víctimas. No olvides acordarte de lo que exagerabas cuando creías que era el fin ;-)

Buen lunes.

lunes, 2 de enero de 2012

Qué pereza

El comienzo del año, enero es como el lunes de una semana especial, el inicio, el momento de poner en marcha todos los buenos propósitos que se han generado en los últimos veinte días, seguramente muy ambiciosos, y posiblemente en un autodiscurso de evasión aliviadora de responsabilidades en esa ocasión. Es el momento de la verdad, si cumplimos (o no) con las expectativas creadas acerca de nuestra propia imagen...qué responsabilidad más fuerte, tanto que supera a la suma de responsabilidades de la lista ;-)

Es ahora, el momento oportuno, para ponerse delante del papel (o mejor aún, de la pantalla) para hacer un inventario de todas esas necesidades que se han admitido alegremente estas últimas semanas, y que corren el riesgo de olvidarse, justificarse o negarse, con el alcance que ello supone a nivel de autoestima. Es tan frecuente escuchar este hábito depresor: "lo normal (y ajeno) es conseguir las cosas que te propones...y lo raro (y propio) es perderlas", que bien merece la pena empezar hoy mismo a identificar todas las "cosas por hacer" que tenemos delante.

Una vez objetivadas todas los cambios previstos y que van a significar el comienzo del nuevo año, habría que jerarquizarlas, relacionarlas y describirlas de forma operativa. Una vez obtengamos esa lista, podemos articularla en submetas, con definición de las acciones y medios necesarios para su logro. Esto lo hace más sencillo. Lo que hasta ahora podía parecer una pared de granito insuperable si no al menos provocador de pereza, lo convertimos en una hoja de ruta con objetivos racionales que incluyen una descripción que nos permite saber de forma clara cuándo lo hemos conseguido. Y para ser justos con nosotros mismo, deberíamos incluir cómo vamos a celebrarlo confiando en que "por esta vez" lo hemos logrado...

Quizá haga falta "dibujar" simbólicamente todas esas operativas para fijarlas en la puerta del frigorífico ;-)

Buen lunes.